Gallinas y gallos
Se denomina gallina a un ave que forma parte del orden de las especies galliformes, caracterizadas por su pico corto y algo curvado, sus alas también cortas y sus patas robustas. Las gallinas, cuyas plumas son lustrosas, tienen una cresta carnosa de color rojizo.
El término suele emplearse como sinónimo de gallo, aunque generalmente se llama gallo al macho y gallina a la hembra de la especie cuyo nombre científico es Gallus gallus domesticus. Comparando entre ambos, la gallina es más pequeña y tiene una cresta más chica que el gallo.
De las gallinas domésticas hay que destacar que pueden encontrarse en todos los rincones del mundo, que vuelan muy mal al contrario que otras aves, que son animales que tienen una clara jerarquía entre ellos y que se han convertido en una especie que ha pasado a formar parte fundamental de la alimentación del ser humano. Y es que a este le aportan huevos y, además, le proporcionan su carne.
Su reproducción es ovípara, es decir, ocurre mediante la incubación de huevos, y la fertilización se realiza internamente.
Las mejores épocas para el apareamiento son primavera y verano. Esto es así porque la luz favorece el instinto reproductivo, de manera que cuantas más horas de luz natural, mejor. Así mismo, las gallinas deben haber cumplido 6 meses de edad para poder reproducirse.
Cuando la gallina pone un huevo fertilizado comienza la etapa de incubación. Tras expulsar el primer huevo, todavía tendrá un máximo de 10 en los próximos días, a razón de uno diario.
Al estar incubando la gallina entra en un período del cual proviene la expresión «gallina clueca». Esto quiere decir que no se separará del nido y cubrirá con su cuerpo los huevos, empollándolos para darles el calor necesario para el desarrollo de las crías.
Esta fase dura entre 21 y 24 días, tras los cuales nacerán los polluelos.